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La microbiota de los bebés nacidos por cesárea se compensan a través de la lactancia materna

Diversos estudios han demostrado que la microbiota del bebé varía según la forma de nacimiento. Cuando un bebé nace por vía vaginal, al atravesar el canal de parto adquiere las primeras bacterias «buenas» que van a formar su microbiota, la cual desempeña un papel muy importante para la salud.

Pero cuando el bebé nace por cesárea, no tiene la misma exposición y reciben menos bacterias del microbioma intestinal de sus madres. ¿Puede compensarse de alguna manera?
Un reciente estudio, publicado en Cell Host & Microbe, ha analizado la transmisión de microbios entre la madre y el bebé durante el primer mes de vida, y ha llegado a la conclusión de que un 58,5 % de la microbiota del bebé procede de varias partes del cuerpo de su madre.

Estudio

Los investigadores han estudiado muestras recogidas de 120 parejas de madres y bebés, con material de nariz/garganta, saliva, piel, leche, vagina y heces de ellas. Al comprar los bebés nacidos por cesárea y por vía vaginal, y confirman que esa menor transferencia inicial en los partos cesárea se puede compensar parcialmente por otras vías de transmisión, como la lactancia materna.

Qué es la microbiota intestinal


Es la comunidad de microorganismos que habitan en nuestro intestino. Aunque las cifras varían entre unas personas y otras, la población microbiana incluye unos 30-50 billones de bacterias de unas 500-1.000 especies distintas. Es una diversidad enorme. Además todos tenemos una ‘huella microbiana intestinal’ que es diferente del resto de las personas.

¿Para qué sirve tener una microbiota sana? Cada vez hay más evidencia de que la microbiota juega un papel clave en la salud. En lo que se refiere a los bebés, los nacidos por cesárea tienen un mayor riesgo de desarrollar asma, alergias u obesidad. Una de las razones podría ser un microbioma diferente al de los niños nacidos por vía vaginal.


El papel de la lactancia materna

Las madres de bebés nacidos por cesárea suelen preguntarse si hay algo que puedan hacer para ayudar el microbioma del bebé.

«El estudio proporciona un primer mensaje positivo, que en realidad siempre damos a las mujeres después del parto: muchos mimos, mucha lactancia materna. Esto compensa la falta de exposición con la flora vaginal. Y eso es lo que demuestra ahora también este estudio», señala Christoph Härtel Director de la Clínica y Policlínica Pediátricas del Hospital Universitario de Würzburg (Alemania).

«Los datos demuestran que los bebés nacidos por cesárea se benefician mucho de la lactancia materna y mucho más rápidamente que los nacidos por parto vaginal. Y la cantidad de mimos -el contacto piel con piel con la madre para que el microbioma se transfiera al niño- proporciona una mayor diversidad de microbios, lo cual es protector».

Sería interesante estudiar si los niños que recibieron muchos mimos y lactancia materna luego desarrollan, por ejemplo, menos asma.

Siembra vaginal


Las conclusiones de este estudio ponen en cuestión el método conocido como “siembra vaginal”, es decir, la inoculación de bacterias vaginales después del parto (frotar la cara del bebé con gasas impregnadas de secreciones vaginales de la madre) como un medio potencial para compensar esta carencia de microbiota.

Härtel asegura que «todavía no se ha demostrado en estudios que la “siembra vaginal” tenga un efecto positivo a largo plazo sobre, por ejemplo, el riesgo de asma u obesidad. La siembra ha demostrado efectos positivos en el marco de estudios, pero también conlleva posibles riesgos, como la transmisión de virus, razón por la cual este método aún no ha sido recomendado por las sociedades profesionales». «Ahora, tenemos la primera prueba de que no necesariamente hay que hacerlo, lo cual es muy aliviador», asegura.

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