Dieta y embarazo: 5 mitos
Existen varios mitos sobre los alimentos adecuados durante el embarazo. En Facemamá tiene las respuestas a cinco mitos comunes.
Durante el embarazo, una mujer debe comer por dos
No. Las mujeres embarazadas no tienen que comer el doble de comida. Para satisfacer la creciente necesidad de vitaminas y minerales, es importante la calidad de los alimentos, no la cantidad. Así que alimentos ricos en nutrientes como verduras, frutas, cereales integrales, patatas, leche y productos lácteos.
Una nutrición adecuada previene la diabetes gestacional
Lamentablemente no. Una nutrición adecuada tampoco puede prevenir la diabetes gestacional. Una dieta equilibrada y saludable, además de no subir demasiado de peso, puede reducir el riesgo de esto.
La miel es tabú durante el embarazo
Eso no está bien. A menudo, las mujeres embarazadas creen que la miel es un tabú para los bebés, por lo que también deben evitarla. Según la investigación, el ácido del estómago de un adulto mata las bacterias que se encuentran en pequeñas cantidades en la miel.
Por tanto, la miel no es peligrosa para el feto. Las mujeres pueden comer miel en pequeñas cantidades durante el embarazo. Se permiten hasta tres cucharadas soperas por día.
Las alergias se pueden prevenir con una dieta adecuada
No es claro. Los expertos están investigando actualmente si una mujer embarazada puede prevenir las alergias en su feto con una dieta adecuada. Todavía no es posible hacer una declaración definitiva al respecto.
Una copa de vino ocasional no hace daño
¡Incorrecto! El alcohol debe evitarse por completo durante el embarazo, ya que puede dañar el cerebro del bebé. Incluso después de dar a luz, las mujeres deben evitar el alcohol mientras estén amamantando.
Come consciente pero con alegría
Cuando se trata de nutrición durante el embarazo, la calidad es más importante que la cantidad. Las mujeres embarazadas deben comer de manera consciente, equilibrada y saludable; sin embargo, de vez en cuando se permiten pequeños pecados. El alcohol y el tabaco deben evitarse por completo durante el embarazo y la lactancia.